Mon, 19 Aug 2024
Surgimiento temprano del turismo en el continente americano en el Siglo XIX
Abstract
Introduction: The first significant manifestations of tourism in Europe occurred in the 19th century, marking the beginning of the era of tourism as we understand it today - voluntary travel for pleasure, business and other reasons, rather than for the purpose of paid employment. New forms of tourism activities also emerged in the Americas in the 19th century. Objective: The purpose of this research is to investigate the emergence of early tourism in the countries that make up the American continent during the 19th century, identifying which countries and tourist activities developed during that historical period. Methodology: The work was carried out based on the bibliographic analysis of different materials associated with this activity, as well as the analysis-synthesis method to reach conclusions. Results: The research found that in the United States, Mexico, Peru and Cuba in the first part of this century and in Canada, Argentina, Chile and Uruguay in the second part of the 19th century, manifestations of this incipient or early tourism occurred. Conclusion: There was no evidence of any type of tourism in other American countries in the 19th century. Thus, as occurred in Europe, it can be said that the history of tourism in the Americas also began directly in the 19th century.
Main Text
Introducción
A consecuencia de la revolución Industrial, los avances obtenidos enla economía, en el desarrollo social y las transformaciones alcanzadasen el transporte, especialmente ferroviario y marítimo, ya entrado elSiglo XIX comienzan a realizarse con cierta significación actividadesturísticas en Europa, marcando históricamente el surgimiento de unturismo incipiente, pionero, temprano o adelantado de viajes con finesde ocio, por negocio y otros motivos (Organización Mundial del Turismo,1994), como cultura y salud, que identifica el inicio de la primera fasede crecimiento lento del turismo en general y la apertura de una eraturística. En su comienzo esta fase de evolución incipiente y lenta,espontánea, no se encuentra aún institucionalizada, organizada oatendida de forma pública como una actividad económica por los distintospaíses, como política de estado o a través de instituciones oficiales ode regulaciones públicas.
En Las Américas en el Siglo XIX igualmente se presentanmanifestaciones noveles de actividades turísticas. Para Estados Unidos,México y Canadá en América del Norte, la literatura especializada recogehechos y acontecimientos durante el Siglo XIX, que denotan también, comoen Europa, la existencia de un turismo inicial, pionero, temprano oadelantado. En otros países de América del Sur como Perú, Argentina,Chile, Uruguay y en El Caribe, para el caso de Cuba, ocurre lo mismo.Esto significa que por estos países del continente americano en el SigloXIX es por donde se inicia directamente en la historia la primera fasede crecimiento lento del turismo.
La presente investigación tiene como objetivos indagar sobre elsurgimiento de un turismo temprano en los países que integran elcontinente americano durante el Siglo XIX, identificando cuáles países yactividades turísticas fueron desarrolladas durante ese periodohistórico.
Metodología
El presente estudio se corresponde con una investigación de carácterdescriptivo pues la misma se realizó a partir de una búsquedabibliográfica para los distintos países de América, ordenándose yorganizándose los resultados de la investigación con el fin de lograruna caracterización del objeto de estudio. Para ello el autor consideróla información sobre visitantes, turistas, viajes y actividadesturísticas, hoteles, atractivos existentes y transporte en la etapaobjeto de estudio.
A su vez, según la fuente de datos utilizada la investigación puedeclasificarse como documental y según si finalidad es básica pues seintenta homogenizar datos que puedan servir posteriormente para entenderel comportamiento de la actividad turística en estos días. Además, segúnel enfoque se afirma que es una investigación de caráctercualitativo.
Dentro de los métodos utilizados se utilizó el método sintético puesse parte del conocimiento actual del fenómeno turístico y los elementosque lo conforman para lograr el entendimiento del surgimiento del mismoen la región objeto de estudio durante un período de tiempo determinado.Además, se logra la construcción de los resultados a partir de lainducción-deducción.
Resultados
En Las Américas, la literatura especializada reconoce la primicia de actividades tempranas del turismo en los Estados Unidos ya desde la segunda década del siglo XIX, a partir de la fundación en 1824 de Atlantic City, en la costa atlántica, como el primer centro vacacional de playa de todas Las Américas. En este sentido “Atlantic City tiene el doble mérito de haber sido, además del primer centro vacacional, el primer centro vacacional de playa planificado y desarrollado específicamente con fines turísticos” (Acerenza, p. 88, 2006). Al fundarse, el centro se constituiría también en el punto final de la compañía Carden and Atlantic Railroad, lo que facilitaba notablemente el acceso al centro de vacaciones, placer y recreo. En 1854 este centro se incorpora administrativamente al estado de Nueva Jersey y fue convirtiéndose con el pasar del tiempo en uno de los más prestigiosos destinos turísticos de Estados Unidos.
Otros centros turísticos vacacionales surgieron posteriormente. Por ejemplo, se cita la inauguración en 1888 del Hotel Coronado en la península del mismo nombre, en la costa de la ciudad de San Diego, consolidándose a partir de entonces los destinos turísticos veraniegos californianos. Un centro destacado resultó ser Santa Mónica, en Los Ángeles, 1890, al consagrarse como un gran destino turístico, cuando una línea de tranvía unió a esta zona costera con la ciudad de los Ángeles. También se significa el Hotel Royal Poinciana, Florida, inaugurado en 1894, como una urbanización para retiro invernal de las personas más pudientes del norte de los Estados Unidos, dando origen al famoso destino turístico del sureste floridano de Palm Beach (Acerenza, 2006).
Por otro lugar tempranamente comienza una carrera de construcción de hoteles en los Estados Unidos, atendiendo a que existía una amplia demanda de alojamiento de visitantes que se podría cubrir con este negocio. En 1829 se funda el primer hotel 5 estrellas en Estados Unidos, El Trement House en Boston, con el que se inicia la llamada Era Dorada de los Hoteles 1829-1900, a partir de la consideración de mercado del hábito que tenían los estadounidenses de viajar con mucha frecuencia. En 1836 aparece el Primer Club privado con habitaciones propias; en 1859 el City Hotel de Nueva York se destaca por contar con ascensores. Y así, un sin número de hoteles más se fundan en lo que resta de siglo XIX.
El surgimiento del ferrocarril y particularmente su extensión como Primer Ferrocarril Transcontinental 1860-1869, que unió las costas del este de los Estados Unidos con California en la costa del Pacífico, favoreció también la comunicación hacia el norte con Canadá y hacia el sur con México, todo lo cual benefició la evolución del turismo en los Estados Unidos.
Durante estos años se crearon museos e identificaron lugares históricos. Las grandes ciudades de la costa este como Nueva York, Boston y Filadelfia comenzaron a atraer a numerosos turistas. Desde 1848 se construyó un puente para peatones y un puente en suspensión en las Cataratas del Niágara para facilitar su observación por los turistas de este espectáculo tan demandado. Un atractivo significante muy visitado en este periodo, fue la Gran Exposición de Filadelfia en 1876, que marcó un antes y un después, por la recepción del gran número de turistas procedentes de numerosos países, motivados por el placer de asistir a tales eventos. En el periodo se fundaron parques nacionales como Yellowstone (1872) y Josemite (1890) que se constituyeron en centros de gran atracción turística.
Impulsado principalmente por el avance del ferrocarril y la navegación a vapor y estimulado por la existencia de hoteles para alojarse para facilidad de los visitantes, mediado el siglo XIX, llegaban viajeros europeos, canadienses y de otros países a Estados Unidos motivados por conocer sus centros vacacionales, los atractivos naturales, culturales y de eventos, y también motivados por observar la joven democracia y el ambiente económico y comercial que disfrutaba el país. Por otra parte, los estadounidenses disponían de más tiempo libre y dinero suficiente para viajar por placer y recreación a otros lugares, por lo que ya en esta etapa se desarrolla un singular y potente flujo de turistas internos moviéndose dentro de Estados Unidos y convirtiéndose en clientes de los principales hoteles.
En estos tiempos, no dejó de realizarse por los estadounidenses viajes turísticos a otros países europeos y americanos. Desde medidos de los años 30 hay visitas desde Estados Unidos para disfrutar del suave invierno cubano y en particular desde 1841, se observan visitas de estadounidenses a Cuba por motivos de placer, salud y negocios a través de los viajes proporcionados por la naviera Ward Line (Villalba, 1993).
Así se puede afirmar que ya desde las primeras décadas del siglo XIX se inicia la práctica de un turismo prístino en los Estados Unidos, que evolucionó considerablemente en sus distintas formas a lo largo del siglo.
Con relación a Canadá históricamente se reconoce que en este país existieron actividades turísticas principalmente a partir de 1850 (Andreu-Boussut & Salin, 2023). En este periodo, la caza y la pesca, el disfrute de los paisajes y los paseos en botes, atrajeron a visitantes europeos y estadounidenses a Canadá. Los viajes en tren especialmente con la terminación del primer ferrocarril transcontinental en 1885 - que unió las costas este y oeste de Canadá - hicieron que se incrementara el flujo turístico dentro de este gran territorio del norte de Las Américas.
De acuerdo con Perelló (2023), en la segunda mitad del Siglo XIX, se fundan en Canadá varios hoteles para alojar a turistas: 1853 el Sword's Hotel en Ottawa (Rebautizado como Queen's Hotel en 1862); en 1888 el Canadian Pacific Railway, en el Parque Nacional Banff de Alberta (reconstruido posteriormente como Banff Springs Hotel, denominado Castillo de las Montañas Rocosas) y en 1893 el Hotel Chateau Frontenac en las murallas de la ciudad de Quebec, con vistas a la ciudad y al rio San Lorenzo.
La existencia o fundación del dominio de Canadá desde 1 de julio de 1867 con las provincias de Nueva Escocia, Nuevo Brunswick, Quebec y Ontario, cuando se adoptó la primera constitución de país, genero aún más la atracción de turistas foráneos.
En la historia del origen del turismo en Canadá hay que poner en el lugar principal al primer parque nacional de Canadá, el parque Banff, establecido en 1885, visitado por oleadas de turistas nacionales y extranjeros. A partir de entonces, aumentó el turismo y se diversificó más aún, motivado por el descubrimiento del paisaje y la cultura canadiense.
Se reconocen como los primeros operadores turísticos de Canadá a los emprendedores canadienses Brewster (1892), que comenzaron a pasear a los turistas extranjeros por las distintas zonas del Parque Nacional Banff y otros parajes de Canadá.
Desde finales de siglo varias comunidades de Canadá desarrollaron sus propias estrategias de promoción turística para atraer a viajeros. Pintores y escritores canadienses comenzaron a promocionar el país como destino turístico.
No se han encontrado referencias significativas sobre la realización de viajes de turismo interno en esta época en Canadá, ni sobre las características de los viajes turísticos que realizaban los canadienses al extranjero. Su posible existencia sigue siendo investigada.
Las visitas de turistas para disfrutar de la naturaleza y la cultura canadiense, los hoteles creados para hospedar a visitantes durante estos años, el desarrollo de promociones turísticas y el funcionamiento de operadores turísticos, indican la existencia de cierto movimiento turístico temprano desde la segunda parte del siglo XIX en Canadá.
Con relación a México, existe una historia de 100 años del turismo internacional 1821-1921 relatada por Aida Mostkoff, con muestras de hospedajes, construcción de museos, promoción de la arqueología, apertura de caminos, transporte y obras públicas que permitieron el crecimiento del turismo, especialmente del proveniente de Estados Unidos. La publicación “El turismo en Pátzcuaro (México). Percepciones del visitante extranjero entre 1880‑1920”, de Eder García Sánchez, refiere transporte, hospedajes, promoción, experiencias y juicios de turistas extranjeros que buscaban en México un destino pintoresco y tradicional. En estos años también se observa la visita a México de turistas europeos interesados en las ruinas prehispánicas y la cultura mexicana.
Afirma Perelló (2023; p. 1) que “En 1818, los mexicanos Francisco Solares y Francisco Coquelet construyen “cuartos de hotel” para viajeros, por lo que se les considera pioneros en la hotelería de México. El hotel de la Gran Sociedad (1818), el hotel la Bella Unión (1840), el hotel Iturbide (1855) y el Hotel Imperial Reforma (1896), en el centro mismo de la Ciudad de México, prestaron sus servicios comerciales a los visitantes nacionales y extranjeros de la época que llegaban en busca de conocer las bellezas naturales del país, su patrimonio cultural y edificado y la rica gastronomía.
El ferrocarril en México tuvo significación práctica para el turismo a partir de 1873 que se inaugura la primera línea de tren que recorrió el país. Durante la década de los 80 en el periodo denominado “porfiriato” se construyeron nuevas estaciones, ampliándose las conexiones dentro del país, lo que facilitó la actividad turística (Mexicana, S.A).
Por otro lado, algunas de las navieras que hacían viajes entre Estados Unidos, Cuba y El Caribe desde 1841, hacían escala en Veracruz, lo que facilitaba un movimiento de viajeros entre México, Estados Unidos y Cuba por la vía marítima (Villalba, 1993).
La realización de viajes turísticos por parte de los mexicanos fue significativa ya hacia finales del siglo XIX “…como el periodo inicial del turismo en México, especialmente durante el porfiriato, cuando se convirtió en una actividad propia de la élite” (Pérez, 2022; p. 1). La nueva comprensión del uso del ocio y el tiempo libre en estos años dio paso a que se empezara también a viajar por disfrute, esparcimiento, cultura y salud.
El turismo empezó a dejar de identificarse sólo como una actividad de extranjeros en México, aunque entonces, solo las élites mexicanas más pudientes podían emprender viajes turísticos de placer y negocios a Estados Unidos y Europa, sobre todo durante la época del “porfiriato” (1877-1880 y 1884-1911).
En este lapso, la situación interna del país y la guerra, redujo fuertemente el flujo de visitantes extranjeros hacia México y en algunas regiones los paralizó. Pero siempre quedaron posibilidades de viajes de turismo interno y desde el extranjero, especialmente de ciudadanos norteamericanos. En este periodo la bibliografía especializada ya identifica la existencia de promociones de viajes a México con el ánimo de conocer el patrimonio edificado, bellezas naturales, pueblos pintorescos y el interés de atraer inversionistas extranjeros. En este periodo se emitió la primera legislación para preservar monumentos y zonas arqueológicas que ya estaban siendo visitadas con notable frecuencia.
La llegada de turistas desde Estados Unidos y otros países a México, la existencia de viajes al exterior por placer por parte de las clases más pudientes mexicanas, un movimiento leve de turismo interno, el fomento del ferrocarril y los hoteles existentes indican un incipiente comienzo del turismo en México desde las primeras décadas del siglo XIX.
En varios países de América del Sur y El Caribe durante el siglo XIX también se observan actividades turísticas precursoras.
En Perú se ubican tenues inicios de la actividad turística entre 1800 y 1850 y un avance más notable en la segunda mitad del siglo. Las investigaciones demuestran la llegada de extranjeros para observar los atractivos existentes, estimulados por diversas publicaciones en Europa sobre las riquezas del Perú. “… la situación de este turismo embrionario era la misma que existía en Europa, previo al surgimiento de la sociedad de consumo y de masas” (Armas, 2019; p. 5). Este autor también muestra la transformación de las fondas en hoteles en esta etapa, los alimentos a que tenían acceso los visitantes extranjeros, los principales lugares que eran de mayor atractivo, características de hospedajes y caminos y cómo se promovió Perú en las exposiciones de 1871 (Lima), 1878 (París), 1889 (París) y 1893 (París), aduciendo que para comienzo de siglo XX, se lograba ya que llegara asiduamente un notable flujo de turistas extranjeros al Perú.
Entre los hoteles más antiguos de Perú, se encuentra el Hotel Bolívar inaugurado en 1840. La guía de visitantes extranjeros de Lima 1860, informaba que existían en la ciudad 8 hoteles, siendo los principales: Hotel Morín, Maury, Bola de Oro, Americano, Universo y Hotel de la Europa.
A mediados del siglo XIX, Lima, la capital, ya recibía visitantes extranjeros, básicamente europeos, facilitado por el progreso de la navegación y atraídos por la curiosidad, el placer de viajar o por negocios y que ya no se alojaban en casas de huéspedes y hospederías, sino en instalaciones construidas para los turistas u hoteles propiamente dicho. El progreso inicial del turismo en el Perú fue posible por la existencia de un mercado interno y la apertura económica del país hacia el mundo, que daría una imagen de un Perú próspero y moderno, lo que serviría también para atraer necesarias inversiones extranjeras.
En las postrimerías del siglo, se acentuó la llegada de viajeros de Europa y América del Norte a Perú por la vía marítima a los puertos peruanos. Las navieras, por razones comerciales eran las que promocionaban los viajes de recreo y disfrute a Perú. Se construyeron carreteras y caminos, que junto al ferrocarril facilitaron el acceso a nuevos lugares, como a la ciudad de Cusco, las playas del Pacífico y los sitios arqueológicos. El alojamiento hotelero fue convirtiéndose en un negocio rentable importante debido a la alta demanda turística, construyéndose nuevos hoteles en Lima, Cusco y Arequipa.
En esta época no se ha encontrado evidencias notables de la realización de viajes de peruanos a otros países en busca de placer y descanso, como tampoco aparece descrito algún movimiento de turismo interno en el país, lo cual no es razón para negar la existencia de tales viajes realizado virtualmente por las personas más acaudaladas del Perú.
En resumen, se puede afirmar que Perú entrado el siglo XIX, desarrollaba actividades turísticas tempranas sobre todo relacionadas con la recepción de turistas extranjeros.
En Argentina, iniciado el siglo XIX, ya se pone de manifiesto la existencia de actividades turísticas. Esta aparece simultáneamente con el surgimiento del turismo en los países europeos. En las primeras décadas del Siglo XIX las clases más adineradas argentinas comenzaron a hacer turismo, disfrutando del tiempo libre en residencias de campo y zonas de buen clima. Más tarde a la Argentina llegaban turistas y simples curiosos en busca de oportunidades, aunque al principio en estos años todavía no existían adecuadas ni suficientes condiciones de alojamiento. La demanda originó que surgieran los primeros centros turísticos del país y los hoteles para alojar a los distintos visitantes.
El surgimiento del ferrocarril en 1857, favoreció la evolución del turismo. Se construyeron hoteles destinados a quienes viajaban por placer. En 1854 ya existía el Hotel Provence, que se comparaba con los mejores de Europa; en 1855 el Hotel París y Labastié y en 1857 el Hotel Roma. Especialmente tiene significación el Hotel Argentino en Buenos Aires, inaugurado en 1868, el más lujoso de todos.
Desde 1845 Mar del Plata, venía preparándose para llegar a ser un gran destino turístico, principalmente aprovechado por la demanda del mercado de turistas de la colectividad inglesa y por turistas nacionales en cuyos hábitos se incluían el disfrute del buen clima marítimo. Así surgió “Mar del Plata (1874) como el primer centro turístico argentino, y tuvo como principal atractivo el clima marítimo y las propiedades curativas del mar” (Wallingre, 2018, p. 3). Según el maestro Acerenza (2006), Mar del Plata fue históricamente uno de los primeros centros vacacionales de playa de América del Sur.
Trece años después, Mar del Plata ya se destacaba como la más famosa estación balnearia de América del Sur y se inaugura allí el lujoso hotel Bristol. Ya a finales de siglo, la playa de la bahía asociada al hotel comenzó a llamarse Playa Bristol.
En 1870 existen registros de viajes periódicos a Cachueta para bañarse en las aguas llamadas Termas del Fraile. En 1880 se fundan centros termales en Córdoba, Mendoza y Salta.
En las últimas décadas del siglo XIX Buenos Aires se destacaba entre las ciudades más bonitas, elegantes, prósperas y cosmopolitas de América y su hermoso puerto facilitaba la entrada de numerosos turistas extranjeros, interesados en conocer la ciudad y disfrutar de las bellezas naturales y otros atractivos de Argentina.
A su vez existió un rápido enriquecimiento de la sociedad argentina, por lo que las altas clases sociales iniciaron la realización de viajes turísticos al exterior, especialmente a Europa. “Esta nueva oligarquía se caracterizó por gastar sus cuantiosas fortunas en Europa, imitando a su regreso el estilo de vida de la aristocracia europea” (Murray, 2012, p.2).
El turismo interno en estas décadas adquirió un mayor desarrollo impulsado por la demanda de sectores de clase de menos estatus que poco a poco empezaban a contar con tiempo y recursos monetarios para realizarlo.
Así, desde la primera mitad del Siglo XIX en Argentina, se originaron variadas actividades turísticas que testimonian la existencia de un turismo temprano en esta parte de la América del Sur.
Con relación a Chile la historia recoge la concurrencia de visitantes por placer desde mediados de siglo. En 1953 se inaugura el primer hotel importante en Santiago de Chile, Hotel de Francia, con 60 habitaciones. Otro hotel fue inaugurado en 1865, El Hotel Nacional, el más grande y lujoso de la época en Santiago de Chile. Hacia 1872, existían cerca de 75 hoteles y residenciales entre Copiapó y Ancud.
Comenzaba por estos años a perderse el miedo a los baños de mar y progresaba el gusto por el placer de estos baños, como también se despierta un interés por los beneficios para la salud que proporcionaban las aguas termales. Desde 1885 empezaron a ser visitadas las Termas de Chillán, al sur del país.
La bibliografía reconoce la existencia de Viña del Mar, Valparaíso, Chile, desde 1874 como un fraccionamiento de playa con fines vacacionales destinado a las élites de mayor poder económico del país. Pero pocos años después en 1878, al crearse la municipalidad, Viña del Mar se establece como el principal destino turístico de playa de Chile, con sobrados reconocimiento en toda la América del Sur, empezando a recibir a numerosos forasteros. La construcción del ferrocarril en Viña del Mar en 1880 le dio un impulso adicional al turismo nacional interno y extranjero.
En Valparaíso, en 1886, se fundó el Hotel Brighton, debido a la necesidad de alojar a la cantidad de visitantes que pernoctaba en la zona. Otro hotel se inaugura en Viña del Mar en 1897, el hotel Miramar.
En la segunda mitad del siglo, las élites no solo vacacionaban dentro del país en centros turísticos y residencias en el campo, sino que comenzaron también a realizar viajes al exterior con fines de placer y entretenimiento, especialmente a Europa.
En resumen, se pone de relieve que en el Chile de la segunda mitad del XIX, surgió un turismo en ciernes con manifestaciones de turismo vacacional y recepción de turistas extranjeros.
En Uruguay, en la segunda mitad del siglo XIX, se abrieron grandes mansiones adaptadas para recibir a turistas europeos, italianos y argentinos y a la élite local que buscaba descanso, entretenimiento y ocio. En la capital, Montevideo, se empezaron a construir varios hoteles. En 1858 El Gran Hotel Oriente, en 1865 el Hotel del Prado, en 1880 el Hotel Argentino.
En el periodo también se abrieron Teatros, con vistas de activar los atractivos de Montevideo, que se convertía en el centro que recibía el mayor número de visitantes que entraba al país. Las primeras playas montevideanas se fundan en Pocitos, con el Balneario Ramírez en 1870 y la Playa Capurro en 1900 (Angelo, S.A.).
La élite uruguaya y europea construyeron villas y emporios vacacionales en las zonas costeras como Punta del Este y Piriápolis. En Punta del Este, el Hotel San Rafael (1860), se convirtió en un lugar de encuentro para la alta sociedad local y los turistas extranjeros. En el año 1874, hay manifestaciones de turismo temprano desde la fundación del balneario La Paloma. Se enuncia que el 1 de septiembre de 1874 se crea oficialmente en Uruguay el balneario de La Paloma, en la costa oceánica del departamento de Rocha, desarrollado en las inmediaciones del faro del Cabo Santa María, zona que se conoce como "La Paloma Vieja”. Los primeros turistas comienzan a llegar al balneario desde 1890. (Acerenza, 2006; p. 90).
Además, se debe tener en cuenta que en 1896 se inauguró el Hotel Casino, que fortaleció el recibimiento al turismo internacional en condiciones más apropiadas.
El analizado realizado permite enunciar que no se encuentran suficientes elementos de viajes de turismo al exterior por parte de los uruguayos en esta época, lo cual no significa que no existieran.
Las visitas de turistas europeos y argentinos por motivos de placer y recreación a Montevideo y la recepción de turistas en los balnearios que se fundaron a finales del siglo XIX en la costa uruguaya, se constituyeron en las primeras manifestaciones de actividades turísticas que ponen de manifiesto un turismo primigenio en Uruguay en la segunda mitad del siglo XIX.
En relación a Cuba, hay numerosas actividades hoy consideradas comúnmente como pre turísticas existentes entre los Siglos XVI y XVIII, con motivo de que en La Habana se reunían las flotas durante meses para regresar en caravanas protegidas a España y ello causaba la presencia en la Ciudad de una masa sustancial de tripulantes, soldados, marineros y pasajeros que se cobijaban, alimentaban y entretenían en la Ciudad, o varios forasteros que visitaron Cuba por el placer de conocerla y escribir sobre ella como Gemelli Carreri, 1702, o el propio Alejandro de Humboldt 1800 y 1804, pero el verdadero proceso de inicio de actividades turísticas propiamente dichas comienza en el Siglo XIX, posterior al decreto de la libertad de comercio de 10 de febrero de 1818, cuando se abrieron los puertos cubanos a todo barco de cualquier país (Le Riverand, 1965).
En la segunda década del siglo, existían 18 consulados extranjeros registrados en el directorio habanero (Rodríguez, s/f). En 1820 existía una Guía Constitucional de forasteros y en el censo de 1829, aunque todavía no existían hoteles, se alquilaban a los visitantes 1157 cuartos interiores y casas de huéspedes (Pérez de la Riva, 1981). Las cartas de recomendación para alojar a los viajeros por familias acaudaladas, utilizadas desde antaño, proliferaron en estos años. Desde el 18 de julio de 1819 navegaba en los mares de Cuba el primer buque de vapor español Neptuno con una travesía regular entre los puertos de La Habana y Matanzas admitiendo carga, pasajeros y correspondencia.
De acuerdo con Rodríguez, M. hacia 1835, la frecuente visita de extranjeros, sobre todo para disfrutar del agradable clima insular, generó una demanda de casas de huéspedes. En muy significativo, que, en 1836, en carta del Capitán General de la Isla, don Miguel de Tacón, a la Secretaria de Gobernación en Madrid, se destacara como llegaban en número excesivo ciudadanos de los Estados Unidos a pasar en La Habana la temporada de los fríos (Echarri, 1997). La Habana entonces comenzaba a recibir viajeros con fines de salud, para estancias durante el invierno en la Isla, ocio, negocios y comercio.
Según Rodríguez (s/f; p. 2), “los habaneros gustan de pasear no solo al interior del país, sino también a otros países.” Cuando las facilidades de transportación marítima lo permitieron, los cubanos comenzaron a realizar visitas a otros países y especialmente a los Estados Unidos.
Existía el ferrocarril de La Habana a Güines, con 45 millas de extensión, el primer tramo a Bejucal desde 1837 y el segundo, hasta Güines, desde 1838 (González del Valle, 2018). Más adelante en 1841 se construían las líneas del ferrocarril de La Habana a Cárdenas y las de Regla a Guanabacoa.
Desde 1840, la naviera Ward Line, inicia viajes desde la costa este de Estados Unidos a Cuba y al Caribe, quedando establecida una ruta con La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba. Después se incrementaron los viajes entre La Habana y Nueva York. Más tarde se abrieron otras líneas de vapores desde Nueva York, Baltimore Charleston, Filadelfia y Nueva Orleans que llegaban a La Habana. Desde entonces, las empresas de transporte marítimo hacían propaganda en Estados Unidos estimulando la realización de viajes turísticos a Cuba. Los viajeros de estas navieras, visitaban a Cuba por salud, por recreo u ocio, por el propio placer de la travesía y por negocios.
La alta demanda de alojamiento generó la necesidad de hoteles, que prestaran mejores condiciones de alojamientos que los cuartos de alquiler y las casas de huéspedes. Entre los primeros “hoteles” en la parte más antigua de la Ciudad se encontraban: Hotel La Unión, 1851, calle O´Reilly Núm. 110 entre San Ignacio y Cuba y el Hotel de la Noble Habana, 1851, situado en Calle Obispo no.16 (Echarri, 1997).
En resumen, los hoteles de la época en La Habana fueron: Perla de Cuba, 1835, Hotel Telégrafo, 1860; Hotel; Hotel Santa Isabel, 1867; Hotel Inglaterra, 1875. Hotel Trotcha,1886; El Hotel Europa, 1868, Hotel Pasaje, 1877; Hotel Saratoga, 1880; Hotel Isla de Cuba, 1888. (Ramírez, 2021).
A Mediados de siglo, los lugares de recreo eran entonces fundamentalmente Madruga, Güines, Marianao y Puentes Grandes, a los que se viajaba como veraneo, tanto por viajeros extranjeros como nacionales. También se viajaba a Regla y Guanabacoa. A los baños de San Diego (Pinar del Rio) se llegaba por una combinación de tren de La Habana a Batabanó, vapor a hasta Pinar del Rio y de ahí en carruajes a Paso real de San Diego (Villalba, 1993).
El norteamericano Samuel Hazard, en “Cuba a pluma y lápiz”, el colombiano Tango Armero (citado por Pérez de la Riva) y otros autores, mencionan con amplitud de detalles los atractivos, entretenimientos y diversiones públicas que resultaban de interés en La Habana para los visitantes y turistas (bondades del agua, sol y clima benéficos, construcciones antiguas, mercados populares, casas de juego, salones de bailes, peleas de gallos, plaza de toros, liceos artísticos y literarios, teatros, carnaval, circo, fiesta de los Reyes magos y otros espectáculos y entretenimientos).
Los primeros baños del Mar se comienzan a presentar en la línea costera entre el Castillo de la Punta y la caleta de San Lázaro, luego a mediados de siglo, se trasladaron a las costas del actual Vedado. La calle E actual, se conocía como calle de Baños. Desde 1864 se fundó el balneario el Progreso, siguiéndole otros como Las Playas, El Encanto y El Carneado.
Entrado el siglo XIX, facilitados por el transporte, viajeros cubanos visitaban otros países, especialmente a Estados Unidos. También llegaba a Cuba un volumen de visitantes extranjeros, muchos de ellos motivados por placer, salud o negocios, reconociéndose el interés de los atractivos y entretenimientos existentes en La Habana. Con ellos se había iniciado tempranamente, como en Europa, una primitiva evolución del turismo en Cuba. Era una fase de evolución incipiente y lenta, espontánea, sin estar aún institucionalizada u organizada de forma pública como una actividad económica.
Es común la consideración de numerosos investigadores y especialistas en el tema, que al igual que en el ámbito europeo, el siglo XIX marca claramente la etapa de los primeros orígenes directos del turismo en Cuba.
Conclusiones
- En América del Norte, encontramos que se desarrollaron las primeras actividades turísticas en los Estados Unidos, desde la segunda década del Siglo XIX, a partir de la fundación de Atlantic City, en la costa atlántica, en 1824. En México, desde la segunda década del siglo, se producen manifestaciones regulares de turismo internacional. Para Canadá, el turismo comienza en la segunda parte del siglo.
- Para la América del Sur y el Caribe, el turismo comienza muy temprano en Perú con una situación similar a la que tenía Europa según opinión de expertos. En Argentina desde las primeras décadas del Siglo XIX las clases más adineradas comenzaron a hacer turismo. A Chile llegan visitantes por placer desde mediados de siglo, lo que se manifiesta de modo similar en Uruguay. Cuba desde la tercera década del Siglo XIX, es visitada por turistas estadounidenses para disfrutar su suave invierno y desde 1940-41 comienza a regularizarse la llegada de turistas estadounidenses por motivos por salud, placer y negocios.
- No se encontraron referencias de inicios de actividades turísticas de significación en el siglo XIX en otros países como Brasil, Colombia, Paraguay, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, República Dominicana y otras áreas de América del Sur y el Caribe. Las distintas referencias ubican actividades turísticas o inicio de un turismo institucionalizado como actividad de atención del estado solo a partir del siglo XX.
- Tampoco se han encontrado referencias bibliográficas trascendentales que traten el surgimiento del turismo en el Siglo XIX para el continente americano como un todo. Con ello y lo expuesto en el presente estudio se puede enunciar que, en América, ocurrió como en Europa, que en el Siglo XIX inició la era histórica del turismo propiamente dicho. El surgimiento de un turismo temprano en América en su conjunto durante el siglo XIX a primera vista parece ser un tema poco tratado y socializado.
Abstract
Main Text
Introducción
Metodología
Resultados
Conclusiones